domingo, 21 de diciembre de 2008

Caperucita Roja

En estos tiempos que estamos la crisis ya no es crisis, sino desaceleración económica y los negros son personas de color. Esto se debe a la expresión "políticamente correcto", esto es, decir las cosas dándole una vuelta para que no ofenda a nadie.

A alguien le habrá sorprendido el título de esta entrada en relación con lo anteriormente escrito, pero es que viene al caso porque voy a redactar a continuación el famoso cuento del título pero en clave políticamente correcta. El cuento en cuestión está sacado del libro "Cuentos infantiles políticamente correctos" de James Finn Garner, y dice así:



Erase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que le llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representaba un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana.



De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.

- Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.

- No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques.

Respondió Caperucita:

- Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial -en tu caso propia y globalmente válida- que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho.


Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:

- Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

- Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.

- ¡Oh! -repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!

- Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

- Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!... relativamente hablando, claro está, y su modo indudablemente atractiva.

- Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida.

- Y... ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!

Respondió el lobo:

- Soy feliz de ser quien soy y lo que soy -y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.

Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal.

Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente.

- ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita.

El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.

- ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita-. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre?



Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.

FIN

Espero que os haya gustado ;-)

martes, 9 de diciembre de 2008

Pulo do Lobo y Pego do Inferno

Os propongo pasar un día en dos zonas de Portugal cercanas a la frontera sur de España, una zona la podemos encontrar por el Algarve y la otra más hacía el interior.

Podemos comenzar en el interior para después ir hacía el Algarve, ya que el camino que tenemos que seguir hacía el interior es un poquito largo.
Comenzamos la aventura en Pulo do lobo, una vez pasada la frontera tenemos que ir dirección a Alcoutim y seguidamente a Mértola. Alcoutim, para los que no la conozcan, es un pueblo que se encuentra justo en frente de Sanlúcar de Guadiana sólo les separan el río Guadiana. No parece un pueblo grande, lo digo porque sólo he visto el pueblo desde Sanlúcar de Guadiana y una vez que hize un recorrido por el Guadiana (esto también os lo cantaré) bajé a comer allí pero se ve un pueblo con encanto. Y Mértola, de este pueblo sólo ví un poco pero lo que ví me gustó, tiene algo especial. Tiene un castillo, algunas calles estrechas y unas vistas muy chulas, por allí pasa el río Guadiana. Está muy bien para hacer una parada.

Saliendo de Mértola veréis un cartel dónde pone Pulo do Lobo, lo va a poner varias veces hasta llegar al camino que tenéis que coger para llegar a este salto de agua. Advierto, es un camino de arena, lo que se suele decir un camino de cabras, tened mucho cuidado no id con mucha velocidad el camino no es muy ancho y de vez en cuando os encontraréis algún coche. Os encontraréis, más o menos a la mitad, una cancela sí está cerrada la podéis abrir sin problemas.
Os daréis cuenta de que habéis llegado simplemente porque el camino se acaba y entonces veréis una gran montaña y en medio el río entre piedras gigantescas, sí tenéis prismáticos llevadlo porque hay un panel informativo en el que informa de los diferentes tipos de aves que podemos observar.
El coche lo dejamos dónde podamos no hay mucho espacio, porque aquello no es algo dígamos que preparado para visitar es cómo si alguien hubiera encontrado aquello y a la gente le hubiera dado por ir, esa es la sensación que a mí me dió.

Veremos una imagen del río Guadiana que yo nunca pensé que este río tendría, el río pasa por diferentes sitios y por lo tanto tiene diferentes anchuras, creo que este río puede tener una media de 25 metros de ancho pues aquí pasa de esa achura a creo que menos de 3 metros, es impresionante como se puede ver la estrechez del río y una caída de agua de unos 20 metros de altura que lo provoca un gran escalón quizás pudo ser provocada por un desplazamiento de tierra, por el terromoto de Lisboa ¿quién sabe?. Después de esta estrechez el río vuelve a su anchura y a su apacigüedad normal, es muy curioso poder ver este río en diferentes tramos. En Vila Real o en Ayamonte podemos ver la desembocadura y lo enorme que es y sí nos vamos a la zona de Alcautim o Sanlúcar de Guadiana podemos ver la tranquilidad que nos trasmite, la verdad es que es un río que nos puede sorprender.

Allí nos podemos encontrar personas haciendo barbacoas, otras pintando y otras simplemente observando el maravilloso escenario regalado por la naturaleza. Han habilitado zonas en las que podemos asomarnos un poco más al río. En la caida de agua, sí nos quedamos un momento observando podemos ver truchas, es impresionante. También podemos observar que la fuerza del agua ha formado socavones en las enormes piedras.

Una vez disfrutado de este paisaje volvemos hacer el camino de vuelta dirección a Tavira para ver otro regalo de nuestra naturaleza. Podéis hacer una parada para comer en Alcoutim, allí encontraremos diferentes restaurantes para comer como precios económicos.

Para ver el Pego do Inferno tenemos que buscar un cartel dónde ponga Moinhos da rocha/Pego do Inferno, la entrada es de tierra como para entrar a un campo, dejamos el coche en una zona habilitada para ello y a unos metros encontraremos escaleras que irán bajando hasta que lleguemos a lo que se llama Pego do Inferno, es un lago, tipo "Lago Azul", con un salto de agua. La verdad que es muy bonito, es una zona muy tranquila. Allí la gente va pasar el día, se llevan la comida, y en épocas de buen tiempo incluso más de uno se baña. No es una zona muy grande para ir en plan playa, no creo que se pueda clavar allí una sombrilla, jejeje. Hay mesitas de maderas por sí llevamos el Picnic.

La verdad que Pego do Inferno no tiene nada que ver con Pulo do Lobo, éste último es muchísimo más espectácular.

Bueno hasta aquí el pequeño paseo por algunos rinconcitos de nuestro país vecino.

Espero que disfrutéis mucho y que me contéis las sensaciones que habéis sentido al ver estos dos lugares escondidos pero antes quiero daros unos consejillo. Primero, es aconsejable ir a Pulo do Lobo cuando no haya mucho calor, parece ser que allí hace una calor insoportable, yo lo visité en Mayo y segundo llevad una rueda de repuesto, ya que el camino para Pulo do Lobo puede provocar alguno que otro pinchazo.

¡¡Buen Viaje!!

Un buen día

No hay manera mejor de pasar un Domingo que en una barbacoa en el campo con unos buenos amigos, sobre todo si al día siguiente no hay que trabajar. Esto mismo es lo que ha pasado en este puente de la Constitución.

Lo dicho, el sábado organizamos una barbacoa en la casita de campo de un amigo, así que el domingo a las 12 del mediodía estábamos en la puerta del supermercado para hacer las compras pertinentes. Aquello parecía el DIB (Día Internacional de las Barbacoas), ya que la mitad de la gente que había en el supermercado estaban comprando cosas para pasar el día de esta manera tan divertida.


A mí, comprar en el supermercado con los amigos me encanta. Eso de ir eligiendo los mejores productos entre todos es algo que me pone de buen humor y me divierte. Elegimos las carnes (pechuga de pollo, lomitos, hamburguesas, pinchitos, salchichas, etc), el ketchup, mahonesa, una lechuguita y tomatitos para una ensalada, que no todo va a ser grasa, ¿no?. Que si uno va en busca del pan, que si otro busca las patatas fritas.

Compramos también unas verduritas, para los que están a régimen (que aquí come todo el mundo): berenjenas y pimiento rojo (gran descubrimiento el pimiento rojo a la parrilla).

Una vez la cesta de la compra estaba llena con todos los preparativos (no olvidar el carbón), pusimos rumbo al campo. Llegamos a la casita (muy acogedora), encendimos la chimenea para estar calentitos y, por supuesto, la barbacoa la pusimos en la terraza de la casa, mientras otros lavaban la carne y las verduras y otro preparaban la ensalada. Trabajo en equipo, sí señor.

Una vez la barbacoa estaba en su punto, comenzamos el festín. Primero una pechuguitas de pollo para ir abriendo estómago, luego pasamos al plato grande: unas salchichitas, los lomitos, ... y así hasta que vamos probando de todo. Las hamburguesas con todos sus "avíos" (lechuga, tomate, ketchup, mahonesa y queso). La verdurita a la plancha con su chorrito de aceite de oliva. Recomiendo probar un bocadillo de lomo con el pimiento rojo a la plancha. ¡Para chuparse los dedos!.


Todo esto acompañado con una cervecita bien fría, o un tinto de verano con limón, o un buen vino tinto, o una simple coca-cola.

Una vez habíamos comido, descansamos un poco jugando al bingo (al dinero o a las apuestas para darle emoción) y a las cartas. Un paseito por el campo tampoco viene mal, aunque eso no pudo ser en esta ocasión, ya que estaba lloviendo.

Después de descansar de la comida, nos hicimos un cafelito bien caliente, o un cola-cao, lo mismo da, con sus dulces típicos de la zona hechos en casa (en este caso fueron pestiños) o simplemente, dulces de la tienda de la esquina, que también están buenos.

Cuando ya se hizo de noche, tapados con la ropa de la mesa y al calor del fuego de la chimenea, jugamos a un buen juego de mesa o simplemente charlamos un rato con los buenos amigos y reírse. Esto es lo que más se hace en estos encuentros, reírse. Se lleva uno todo el día dando bromas y contando anécdotas graciosas. Ésto es lo mejor, las risas con los amigos.



Luego la tristeza, la hora de recoger y volver uno a casa y la pena que da la sensación de que todo lo bueno también se acaba, pero con más rapidez que lo malo.

Este es mi concepto de pasar un buen día, como dice el título de esta entrada, sin preocupaciones, sin el estrés de la ciudad, sin coches, con la tranquilidad y el silencio que nos regala el campo y con una buena comida y la compañía de los mejores amigos. Al final de uno de estos días, uno se tiende en la cama con la grata sensación de ser FELIZ.

Tarta de Galletas

Todos conocemos la famosa tarta de galletas,¿verdad?. ¿Quién no ha hecho alguna vez una?, yo tengo conocimiento de ella desde que era pequeña. La primera la hice en el cole recuerdo que fue en la semana cultural, recuerdo que llevé la tarta a mi casa con toda la ilusión del mundo y aquello no sabía nada de bien. El aspecto que tenía al principio no era el mismo que tenía cuando llegué a mi casa, jejeje

La había hecho de chocolate y merengue y creo que flan, también. La galleta era mojada en leche y llevaba una capa de flan y otra de merengue, montando las claras de huevo,vamos que ahora mismo como podéis comprobar nada de atractiva a la vista y al paladar.... dejemos lo, pero claro yo era pequeña y estaba muy ilusionada.

Seguro que habéis probado mil tartas de galletas y ninguna os sabe igual, habréis dicho: "La mía sabe mejor", jejejeje. Pues eso, la mía es mejor, jejeje,. Modestia aparte, la tarta de galleta que hago actualmente no tiene nada que ver con la que hice en el cole sino veréis.
Vamos!!! manos a la obra, empezamos.

Ingredientes:

-Galletas María, dependiendo del tamaño de la tarta utilizaréis más o menos paquetes.
-Flanin"El niño", sí la tarta no es muy grande se hace el flan en medio litro de leche.
-Azúcar.
-Coñac, brandy.
-Leche.
-Chocolate en polvo o Cola-Cao.
-Virutas de colores (opcional) o cualquier adorno que se os ocurra.

Elaboración:

Ponemos todos los ingredientes necesarios en el lugar dónde vayamos hacer la tarta.
En primer lugar haremos el flan. Para echarlo en la tarta es mejor que esté templado o frío, de esta forma no chorreará. Tiene que quedar como una crema. En el sobre explica mo hacerlo pero de todas formas lo explico.Coger un sobre para medio litro de leche no echar toda la leche en la olla sino dejar un poco en un cuenco para desliar el contenido del sobre. En la olla echar 6 cucharadas de azúcar y disolver. Una vez que deslíes el flan, cuando la leche esté hirviendo, mezclar el flan con la leche que está en la olla y no dejar de mover hasta que espese, cuidado con los grumos!!!!. Una vez espesado retirar la olla del fuego y dejar esta destapada para que enfríe.

Mientras que se enfría el flan hacemos lo siguiente, cogemos varios platos; uno llano grande en el que iremos poniendo las galletas y otro plato hondo para echar la leche. A la leche se le añade una cucharadita de azúcar y un chorro de coñac o brandy.

Se coge un molde, normalmente yo utilizo un molde que se pueda desmoldar. Hay moldes de metal los cuales el lateral del molde es desmontable o el centro pero sino tenéis no pasa nada, vamos poniendo una capa de galleta mojada en la leche. Las galletas hay que amoldarlas al molde, es decir cuando sea necesario partir la galleta e ir cubriendo huecos, es importante que no queden huecos.

A continuación se le echa una capa de flan, que quede bien cubierta, y luego otra de galleta, así hasta que lleguemos al final del molde.

A medida que se acabe la leche vamos echando más en el plato pero no siempre se le echa coñac. Yo le suelo echar un chorro al principio, cuando mojo las primeras galletas, y luego en la segunda vez que vuelvo a echar leche en el plato. Porque como veréis en el plato se queda como resto de coñac entonces el truco está en que no sepa mucho a coñac sino no queda bien, os lo aseguro.

La última capa tiene que ser de galleta para ahora echarle el chocolate, se utiliza el chocolate a la taza, que es en polvo, pero le tendremos que echar menos leche y más polvo para que quede espeso, tener en cuenta la cantidad que vamos a utilizar y de este modo echaremos las cantidades de leche y chocolate que creamos oportunas pero siempre teniendo en cuenta que es más leche que chocolate.

También podemos utilizar el cola-cao pero para espesarlo utilizaremos un poco de maizena.
Una vez cubierto con el chocolate se decora, con virutas de colores o cualquier otra cosa, aquí está la imaginación de cada uno.

Poner en el frigorífico por los menos tres horas o más, mejor que esté más horas que menos, de esa forma cogerá consistencia la tarta.
Es sencilla, ¿verdad?, requiere su tiempo pero tampoco mucho.

Espero que disfrutéis haciéndola y comiéndola. Me gustaría que me contarais que tal os ha salido, ¿sí ha gustado o no?, ¿que cambiaríais?, ¿que pondrías?...... en fin que se admiten sugerencias y críticas, cuento con ellas.

Que os vaya bien!!!!!!.