domingo, 11 de enero de 2009

Las Luces de Septiembre


El año pasado por Reyes elegí un libro sólo por su nombre me fijé en el nombre del escritor, Carlos Ruíz Zafón. Me imagino que os sonará este nombre, escritor de uno de los libros que en este último año ha sido muy nombrado, La Sombra del Viento. Imaginé que sería un buen libro por este motivo y porque,como todo lector normalmente hace, me leí la parte de atrás de la solapa y me dió buenas vibraciones.

Aún no he leído La Sombra del Viento pero mi hermana, a la que le encanta leer, se lo ha leído y le encantó aunque no ha sido a la única persona a la que le he escuchado decir lo maravilloso que es este libro, así que pronto pues me lo leeré y escribiré sobre que percibí de él.

Hace un par de semanas comencé a leerlo, por las noches, empezó a gustarme y a engancharme así que decidí leerlo por el día, me enteraría mejor. En cuestión de dos días el libro ha sido una obsesión, quería leer y leer sin parar me tenía atrapada entre sus palabras, frases.... y no podía cerrar el libro que al momento lo estaba abriendo.

No os voy a decir sobre que trata el libro sólo deciros que es de intriga, es un libro que sorprende. Nunca me hubiera imaginado la historia de este libro, hacía tiempo que buscaba un libro de este tipo. Un libro que me mantuviera alerta y con la intriga de ¿que pasará o que vendrá ahora?.

No es un libro muy conocido, me imagino que las personas que han empezado a seguir al escritor sí puede que lo conozca pero los que no, seguro que ni os suena. No siempre el libro más conocido es el mejor, ¿estáis de acuerdo conmigo?.

Os animo a que os adentréis en esta historia en la que encontraréis, intriga, como he dicho antes, un poco de amor, miedo, oscuridad, tristeza y muchas otras emociones.

Espero que disfrutéis mucho leyéndolo y me contéis vuestras impresiones.

jueves, 1 de enero de 2009

El momento más esperado

El nerviosismo se empezó a apoderar de la casa. La madre corría de un lado hacia otro de la cocina sin tiempo ni para pensar, como un robot al que se asigna una función en la máquina de producción y tiene un destino ya marcado irremediablemente.

Mientras, el padre seguía mirando la magnífica bodega de vinos que había ido adquiriendo en los numerosos viajes que había realizado durante el año. Pensaba elegir el mejor vino coleccionado, ya que la ocasión lo requería. Dudaba entre un Rioja tinto reserva de 1997 o un Oporto cosecha de 2002.

La niña, de apenas 17 años, preparaba la mesa echándole imaginación e intentando decorarla de la manera más elegante. Había pasado la mañana buscando por Internet cómo decorar una mesa para unos 20 comensales hasta que al fin encontró una buena idea en la que poder basar su trabajo de aquella tarde.


Al niño, el mediano de la casa, su madre no dejaba de pedirle cosas: que trajera más y más sillas al comedor, ya que no serían suficientes para todos los invitados, que fuera al supermercado a comprar las cosillas que se siempre se olvidan a última hora, que ayude a su hermana a colocar los platos en la mesa... y él, con resignación por un lado y con nerviosismo por el momento a vivir por otro, cumplía todo lo que la alterada madre le pedía.

La niña menor, con 6 años ya, se bañaba mientras todo esto pasaba en la casa. Normalmente la ayudaba uno de los dos padres, pero debido al ajetreo del día en cuestión no tenía más remedio que hacerlo sola. Ella, a pesar de su corta edad, también había ayudado en las preparaciones: había llevado unas servilletas, barrido un poco el suelo, ayudado a su hermano a transportar las pesadas sillas... cosas que una niña de su edad podía hacer sin problemas.


Poco a poco fueron llegando los invitados, que también traían comida y vino para la ocasión: el tío Juan llevó unas buenas gambas de la costa cercana, la tía María, en cambio, decidió preparar una exquisita carne de cordero al horno, y así cada uno de los familiares hasta completar el inmenso salón en que habían decidido reunirse para el importante evento.


Después de la cena y una vez recogida la mesa y tomados los postres, los mayores decidieron tomar un licor que ayudara a digerir la sabrosa cena, mientras que a los niños se les sirvió un licor de moras de una dulzura que haría las delicias de los menores de la familia. Aunque éstos estaban más pendientes de jugar entre ellos, por supuesto, ya que no todos los días tenían tantos niños de su misma edad en casa y esto había que aprovecharlo.



La familia, cada vez más nerviosa, esperaba impaciente el ansiado momento y contaba con alegría los minutos que faltaban para abrazarse y darse de besos. Todos miraban en una misma dirección. Cuando ya faltaba poco, algunos empezaron a pedir silencio, mientras la abuela dormitaba en el cómodo sofá, mientras otros llenaban las copas de champán o pelaban la sabrosa fruta.


El momento llegó y una inmensa alegría se apoderó de la casa y sus habitantes. Uno a uno se fueron besando y felicitando. Y brindaron por el futuro más inmediato y la buena salud. Y todos se sintieron muy felices en ese instante y recordaron a los seres más queridos. Y tanto era el bullicio que formaron que la abuela despertó entre quejas.



FELIZ AÑO NUEVO
2009