lunes, 30 de marzo de 2009

Un día en Córdoba

En los últimos tiempos he tenido la suerte de conocer la ciudad del título del post y lo único que puedo decir es que me estoy enamorando de ella.


No puede ser de otra manera e imagino que la gente que lea esto y haya tenido la oportunidad de conocer (que no visitar, que son conceptos distintos) los encantos de esta gran ciudad andaluza, Patrimonio de la Humanidad con todas las razones del mundo, estará de acuerdo conmigo en que la ciudad, sus gentes, te invita a conocerla, a vivirla, a, en definitiva, disfrutarla.


Pero entiendo que no todo el mundo va a tener la suerte que yo he tenido y a continuación voy a redactar lo que para mí es disfrutar de la ciudad en un solo día, teniendo en cuenta, por supuesto, el límite de tiempo, y que lógicamente no conozco Córdoba con total plenitud. La mejor época para visitarla es la Primavera, ya que es una ciudad que le saca un rendimiento increíble y artístico a las flores. Ya explicaré por qué.


Lo primero que recomiendo es madrugar un poco. A las 8 y media de la mañana debemos estar ya en la calle y desayunados. La razón, entenderán que merece la pena, es que comenzaremos nuestro "tour" por el plato fuerte: La Mezquita. Desde esta hora y hasta las 10 de la mañana la visita al templo es gratuita y esto es algo que debemos aprovechar. Desconozco si a las 10 desalojan el edificio o la gente que está dentro ya se queda dentro, pero en hora y media da tiempo para mucho. A partir de esa hora la entrada es de 8 Euros.


RECOMENDACIÓN: para visitar la Mezquita es imprescindible una buena guía que te oriente a dónde dirigirte para no perderte en obras menores. Yo tengo la de "Ciudades con Encanto" de El País Aguilar, pero también creo que es buena la "Guía Total" de Anaya. Intuyo que si la visita se hace sin guía, no se tarda más de media hora y no nos fijaremos bien en los detalles que esconde esta maravilla.

Mi impresión cuando entré en la Mezquita fue que los cristianos habíamos destrozado aquel templo musulmán, no sé si estarán de acuerdo. Resulta que entre tantas columnas y arcos (preciosos, por cierto) han colocado la Catedral (bonita también, no lo discuto) que cortan la profundidad y la sensación de infinito del edificio y uno no puede dejar de pensar en lo impresionante que debía ser en sus orígenes el templo.

Cuando salgamos de la Mezquita, podemos pasarnos por la conocida y bonita calleja de las flores, donde haremos unas fotos de esas de las que estamos orgullosos y enseñamos a todos nuestros amigos a la vuelta a casa.

La siguiente parada es en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Si se visita los Miércoles la entrada es gratuita. Si se hace otro día son 4 Euros. Lo más interesante son los mosaicos romanos encontrados en las excavaciones de la magnífica Plaza de la Corredera (recomiendo su visita también). Estos mosaicos tienen una correcta explicación de cada uno de ellos justo al lado, así que la guía nos la guardamos. También es interesante subir a las torres del Alcázar y disfrutar desde la altura de dicho monumento.


Obligado es, también, visitar sus inmensos y cuidados jardines, sobre todo en días de sol. Recomiendo que se haga de forma pausada y disfrutando de los distintos paisajes y sonidos que nos brinda la naturaleza. Dentro hay una estatua de los Reyes Católicos y Colón que representa la audición que entre esas paredes tuvieron para planear el viaje a las américas.

Si nos sobra tiempo en la mañana, podemos dirigirnos al Monumento al Triunfo de San Rafael, el Puente Romano y la Torre de la Calahorra. Ésta última sirve de mirador, pero desconozco si merece la pena su visita. Creo que cuesta 4 €.

Antes de almorzar, nos podemos dirigir a la Plaza de las Tendillas y tomarnos la cerveza del mediodía en el bar "Correo" (cerveza 1,10 €) en la calle Jesús María, que reconocerán por la aglomeración de gente en medio de la calle, o en el Delorean (cerveza+tapa: 1,60€ o cerveza de 1/2 litro+2 tapas: 3€), en la calle Alfonso XIII.


A la Plaza de las Tendillas es conveniente llegar a las horas en punto, ya que es curiosísimo escuchar que las "campanadas" se dan por Soleares. De verdad, entra una alegría cada vez que se escuchan que merecen la pena sólo por eso.


Después de la tapita y cervecita del mediodía (imperdonable en Andalucía), para almorzar nos podemos dirigir a la calle Conde de Torres Cabrera, donde se sitúa la "Taberna Góngora". Al entrar puede defraudar un poco el ambiente, ya que es un bar donde hay muchos hombres, pero se come un buen pescado frito y las raciones son de precio asequible y muy abundantes.


Para bajar nuestra comida podemos dar un paseo hasta la Iglesia Conventual del Santo Ángel y su plaza, donde se respira un incienso de lo más dulce y podemos admirar (en la plaza) al Cristo de los Faroles. Esta parte recomiendo visitarla mejor de noche, ya que hay un halo de misterio que impresiona, pero me cuadraba ahora para luego no tener que volver otra vez.


Por los alrededores está la Córdoba Comercial, así que si quieren aprovechan para hacer unas cuantas compras.


Ya por la tarde, si nos apetece nos podemos tomar un helado en la Plaza de las Tendillas, en la heladería David Rico (buenísimo el de chocolate blanco con chocoflakes) o tomarnos un café en el Café Viena, en la calle Jesús María, para volver a la judería.



Sin duda alguna, es indispensable darse un paseo, sobre todo en los meses de abril y mayo, por el barrio de San Basilio, conocido por su concurso de patios y balcones, en los que los vecinos se esfuerzan por conseguir impresionar al visitante. Muchos de los patios están abiertos al público y nos podemos asomar y contemplar la cantidad de macetas y flores que los adornan.


Cuando volvamos a la judería, debemos pasar por la Puerta de la Luna y sus callejuelas, que nos evocarán una época anterior, para llegar a la calle de los Judíos, donde se encuentra la Sinagoga, cuya entrada es gratuita, y donde podemos ver escritos y decorados de origen árabe. Creo que cierran a las 6 de la tarde más o menos. También nos podemos acercar al Museo Taurino y el Zoco Municipal en la misma calle. El museo no lo conozco, pero el Zoco es bastante agradable.



Aprovechen una vez visitado todo lo anterior para dar una vuelta y perderse por las callejas estrechas de la judería. No les defraudará. Así, además, hacen tiempo hasta la hora de cenar.


Para cenar, pueden dirigirse a la calle del Romero, donde se sitúa el restaurante "Pepe de la Judería" y sus famosas "Berenjenas fritas con miel de caña", autentica especialidad de la casa. Recomiendo, de verdad, tomarlas con un vino Pedro Ximenez o cualquier vino de Montilla-Moriles. Allí pueden tapear o comer, aunque el precio es algo elevado pero no excesivo: las raciones rondan los 15 o 20 €.


Otra Taberna donde pueden tapear es el "Malacara", en la Puerta Almodóvar. No se dejen llevar por el nombre, los camareros son bastante simpáticos.


O si lo prefieren, pueden simplemente pedirse un delicioso bocadillo de mortadela a la plancha con tortilla o uno de lomos con pimientos fritos en "El Picantón", un pequeño (y bastante cutre) bar situado en la Puerta de Almodóvar, pero que tiene unos bocadillos aderezados con distintas salsas a elegir (una de ellas bastante picante) que quitan el "sentío". Mientras se come su bocata puede dar otro paseito por la judería, esta vez de noche (igual de agradable que por el día), mientras sonríe gratificándose por la suerte que ha tenido de conocer una ciudad para el recuerdo.

domingo, 29 de marzo de 2009

Paraíso Inhabitado


Este libro pertenece a una estupenda escritora que hace poco descubrí, Ana María Matute. Alguna vez creo que ese nombre llegó a mis oídos pero nunca había leído nada de ella hasta ahora.

Es una mujer que ama la enterna infancia, por eso dice: "Tal vez la infancia es más larga que la vida". Cree que nunca debemos de perder esa parte dulce e infantil que tenemos todos o casi todos. Las personas que hayan dejado por el camino ese niño, ven las cosas, la vida... de otra manera; más cruda, más dura, más real... al fin y al cabo sin imaginación, sin fantasía, sin ilusión...

No nos equivoquemos, esta vida tiene su parte buena y su parte mala. Es un camino en el que nadie nos dijo que era fácil de recorrer ní nadie nos dijo todos los problemas a los que nos tenemos y teníamos que afrontar, así como las alegrías que cada día podemos recibir, pero por este motivo siempre tenemos que llevar ese niño o niña que fuímos alguna vez.

Este libro, por lo que he podido leer en entrevistas que le han hecho, es casi biográfico. Relata, en parte, su infancia. Hace percibir al lector como piensa, siente o nos vé una niña desde que nace hasta que ya va adquiriendo la percepción de la sociedad en la que vive.

Es un libro que ayuda a introducirte en los pensamientos que un niño puede tener hacía los mayores, por ejemplo el no entender el castigo de un padre, el por qué se tiene que comportar de una manera y no de otra, el por qué le dicen que es mala y no sabe el por qué... actitudes como estas hacen que sientas que los niños también tienen sus "pequeños" problemas, sus "pequeñas" dudas... y que necesitan que alguien les ayude al igual que nosotros los mayores buscamos apoyo en alguna persona. En este caso la niña, Adri, encuentra apoyo en los sirvientes de la casa y en su tía Eduarda.

Esta niña crece sola, tiene hermanos y una hermana pero como si no estuvieran. Encuentra un amigo con el cual le resulta complicado mantener una amistad, pero aún así consigue crearla e incluso puede decir que siente amor por ese niño. Puedes llegar a pensar, ¿una niña pequeña enamorada?, pues sí, con él encuentra el sentido de la amistad, le enseña a jugar, tiene tanta imaginación como Adri, descubre en él un mundo de sensaciones para ellas totalmente desconocidas, por esto y muchas otras cosas Adri llega a sentir amor.
Cuando pensamos en niños se nos viene a la mente alegrías, ternura, la típica expresión "¿quién fuera niño?", un mundo sin problemas, etc. Pues esta niña todo esto lo va descubriendo poco a poco, aunque, a veces, no distinga por qué le suceden algunas cosas que para el resto puede resultar normal. Sólo os voy a decir que la niña descubre lo que es sonreír, aparentemente fácil para un niño, pasado un tiempo después de nacer.

No quiero descrubir mucho más de este libro porque es para leerlo y pararnos a pensar muchas cosas de las que nos hace descubrir en él.

Sólo decir un último pensamiento a nivel personal: creo que sería conveniente que muchos padres leyeran este libro porque creo que podrían ayudarles a ponerse en el lugar de sus hijos.
Como siempre espero que disfrutéis con él y espero vuestros comentarios.

martes, 24 de marzo de 2009

Córdoba, ciudad de los mil olores

Al mencionar Córdoba, me viene a la mente La Mezquita, por supuesto, los patios cordobeses en Mayo lleno de miles y miles de flores, en su gastronomía: los flamenquines y el salmorejo... y seguro que muchas más cosas os vendrán a la mente. Pero hay algo a simple vista que seguro que nadie se ha dado cuenta, los olores. Sí, sí, los olores son muy significativos en Córdoba. Encontrarás un sin fín de olores. Olores dulces, fuertes, olores que alimentan, olores a recuerdos, a sensaciones....

No os podéis ni imaginar lo que es pasear por la Judería oliendo a canela, dejándote una sensación muy agradable en el cuerpo, oliendo a diferentes inciensos que sale de alguna tiendecilla que nos vamos encontrando por esas calles tan estrechas. Cuando va llegando la Semana Santa se huele al incienso típico de esta fecha pero es un incienso con un olor muy dulce que no te cansas de oler y tu olfato sólo quiere buscar ese olor para seguir oliéndolo, el olor no proviene sólo de iglesias sino de otros sitios que no se sabe muy bien si proceden de casas o conventos que aparentemente parecen una simple casa. Produce una sensación de añoranza de esas noches, que no sé lo que tienen, de la Semana Santa.

Podemos oler a las comidas que los restaurantes preparan esperando con impaciencia a que todo viajero se acerque a degustar la gastronomía tan maravillosa que tiene Córdoba, oler a olores que no son fácil de reconocer pero que gustan y que te gustaría saber qué se está cocinando en esas casas por las cuales vas pasando. Para poder matar ese gusanillo que nos puede despertar podemos degustar una de las tapas o raciones muy típicas de Córdoba: las berenjenas fritas con miel de caña, ¡¡¡¡ummmm!!!! que ricas. Están buenísimas, os lo aseguro. Tenéis que probarlas, es un pecado ir a Córdoba y no probarlas. ¡Ah! se me olvidaba, esto acompañado con una copita de Pedro Ximénex de Montilla, que está de lujo.

Por la zona comercial de Córdoba podemos encontrar una tienda de tés que desprende un olor que te llega desde lejos y te conduce hacía ella, dónde podrás encontrar tés rarísimos, por ejemplo uno de tarta de queso con arándanos, otro de chocolate con menta... y muchos, muchos más. La tienda está repleta de tés, accesorios para el té, chocolates y otras cositas.

No puede pasar desapercibido por Córdoba el olor a flores, sobre todo por zonas donde se encuentran los típicos patios cordobeses y por supuesto en los preciosos jardines del Alcázar de Los Reyes, son maravillosos. En ellos podemos encontrar muchas clases de flores llenas de color que junto con el murmullo del agua que fluye por las diferentes fuentes hacen que disfrutes muchísimo de su visita.

La Mezquita también tiene su propio olor. En el exterior, en ese estupendo patio de los naranjos, el olor a azahar hace su presencia y a medida que nos vamos introduciendo en el interior de la Mezquita, ese olor desaparece y nos inunda un olor a paz, a misterio.... La Mezquita trasmite una especie de paz interior y relajación, al principio entra agobio porque no sabes por dónde empezar a visitarla, pero luego es dejarte llevar por los caminos que inconscientemente te enseña. En dos palabras "Im presionante" de verdad, nada más que la cantidad de arcos que tiene, el diseño de algunos techos y algunas puertas hace que esta mezquita sea única.

Córdoba como dije al principio está llena de un sin fín de olores que podremos descubrir día a día por su calles y callejuelas. Dejen que vuestro olfato os guíe por esta maravillosa ciudad, hacer que todos vuestros sentidos sientan esta ciudad, ya veréis como disfrutaréis la ciudad de una forma muy especial que hará que no queráis iros de ella y os hará volver, sin duda.

Todo esto, junto con las personas de distintas culturas que podemos encontrarnos a lo largo de nuestra visita, hace que Córdoba sea la ciudad de la cultura 2016.

domingo, 1 de marzo de 2009

Pincho de Jamón

Esta receta, que pasaré en breve a redactar, es muy sencilla y apto para todos los públicos. Os animo a hacer esta receta, quedaréis como reinas o reyes ¡os lo aseguro!.
Podéis presentarla en vuestra mesa tanto para el almuerzo como para la cena, se puede cocinar para un entrante, por ejemplo.

Comienzo a daros los ingredientes necesarios:
- Pan, la cantidad depende de cuántas personas vayan a comer. Por ejemplo para 4 personas 1 baguette.
- Lonchas de jamón, tantas como rodajas de pan cortéis.
-4 ó 5 pimientos para freír.
-3 ó 4 huevos duros.
-Una lata pequeña o grande de pimiento del piquillo.
-Mayonesa.
-Aceite de Oliva.

Y por último la preparación:
Cortamos el pan en rebanadas, lo tostamos un poco y le echamos un chorrito de aceite de oliva a cada rebanada.

A continuación ponemos una loncha o media loncha de jamón en cada una de las rebanadas de pan.

Freímos los pimientos, una vez fritos le quitamos la piel y las pipas. Encima de la loncha de jamón ponemos un trozo de pimiento.

Después del pimiento ponemos una rodaja de huevo duro y encima un poco de mayonesa. Rallamos un poco de yema y por último una tira de pimiento del piquillo.

¡Ya está!, ¿habéis visto? fácil, facilísimo. Como siempre espero que disfrutéis haciéndola.


Esta entrada está dedicada a unos buenos amigos.