miércoles, 29 de octubre de 2008

Desde mi libertad

Numerosos artistas han utilizado el tema de la libertad en sus composiciones. Algunos músicos como Calamaro, Ana Belén o Nino Bravo escribieron (o cantaron) canciones sobre este tema. Escritores basaron sus escritos en buscar ese término tan anhelado. Directores de cine montaron sus películas como una oda a la búsqueda de la libertad y que si patatín, que si patatán.

Pero, ¿Qué es en realidad la libertad?. Si les preguntamos a un señor (o señora) que pasea libremente (nunca mejor dicho) por la calle, estoy casi seguro de que te responderá que la libertad es un DERECHO y que consiste básicamente en hacer lo que le da la gana y cuando le da la gana.

En efecto, la gente se toma la libertad como el derecho a hacer lo que quiera. Gritamos por la calle porque somos libres de hacerlo; ponemos la música a volumen estruendoso porque tenemos derecho a hacerlo; tomamos las drogas que se nos antojan porque somos libres para hacer con nuestro cuerpo lo que queramos; nos sentamos en el autobús en el asiento que queramos, por supuesto porque nadie puede quitarnos esa libertad.

Para mí, la libertad tiene un concepto adherido e inseparable que a primera vista a muchos les puede sorprender. Ese término es RESPETO. La libertad significa que yo puedo hacer lo que me de le gana y cuando me de la gana, pero siempre y cuando no moleste a los demás. Se resume fácilmente en una frase: "Mi libertad termina donde empieza la tuya". Efectivamente, sin ese respeto unido al concepto de libertad, el mundo sería un caos en el que todo el mundo haría lo que quisiera sin importarle la persona que tenga al lado.


Retomando algunos de los ejemplos anteriores, si gritamos en la calle lo que nos da la gana porque tenemos libertad para hacerlo, el que duerme en su cama tranquilo mientras el otro grita también tiene derecho a no escuchar ruido; el que está estudiando, por ejemplo, tiene la libertad y el derecho a estudiar cuando quiera sin escuchar música estruendosa al lado; el que se droga con la libertad de hacer con su cuerpo lo que quiera, podría pensar que sus familias tienen el derecho y la libertad a estar tranquilos sin las preocupaciones que, quizá, esa persona les esté causando; y, por último, el que se sienta en el asiento del autobús, ¿no debería dejarle el asiento al anciano que no tiene tantas fuerzas?.

En todos estos casos, y en cualquiera que quieran proponer, debemos pensar que es verdad que tenemos la libertad de hacer lo que queramos, pero siempre y cuando se respete al vecino. De lo contrario estaríamos practicando el EGOCENTRISMO, entendido como la incapacidad para ponerse en el lugar del otro, o que el individuo no adopte el punto de vista de los demás y lo remita todo a sí mismo, o que no necesite justificar su razonamiento o comportamiento ni busca posibles contradicciones en su lógica. No hay más necio que el que no quiera ver más allá de su nariz.


Para acabar, un consejo para los que buscan su libertad con todas sus fuerzas. Dice el escritor libanés Gibrán Jalil Gibrán en su libro "El Profeta": "...sólo seréis libres cuando el deseo de la libertad no sea un arnés para vosotros, y cuando dejéis de hablar de libertad como de una meta y de un logro". Si buscas la libertad de manera obsesiva, terminarás siendo esclavo de tu propia libertad. Sólo serás libre realmente cuando dejes de preocuparte de buscar la libertad y disfrutes de tu libertad real. Sólo así conseguirás ser FELIZ.

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