martes, 9 de diciembre de 2008

Un buen día

No hay manera mejor de pasar un Domingo que en una barbacoa en el campo con unos buenos amigos, sobre todo si al día siguiente no hay que trabajar. Esto mismo es lo que ha pasado en este puente de la Constitución.

Lo dicho, el sábado organizamos una barbacoa en la casita de campo de un amigo, así que el domingo a las 12 del mediodía estábamos en la puerta del supermercado para hacer las compras pertinentes. Aquello parecía el DIB (Día Internacional de las Barbacoas), ya que la mitad de la gente que había en el supermercado estaban comprando cosas para pasar el día de esta manera tan divertida.


A mí, comprar en el supermercado con los amigos me encanta. Eso de ir eligiendo los mejores productos entre todos es algo que me pone de buen humor y me divierte. Elegimos las carnes (pechuga de pollo, lomitos, hamburguesas, pinchitos, salchichas, etc), el ketchup, mahonesa, una lechuguita y tomatitos para una ensalada, que no todo va a ser grasa, ¿no?. Que si uno va en busca del pan, que si otro busca las patatas fritas.

Compramos también unas verduritas, para los que están a régimen (que aquí come todo el mundo): berenjenas y pimiento rojo (gran descubrimiento el pimiento rojo a la parrilla).

Una vez la cesta de la compra estaba llena con todos los preparativos (no olvidar el carbón), pusimos rumbo al campo. Llegamos a la casita (muy acogedora), encendimos la chimenea para estar calentitos y, por supuesto, la barbacoa la pusimos en la terraza de la casa, mientras otros lavaban la carne y las verduras y otro preparaban la ensalada. Trabajo en equipo, sí señor.

Una vez la barbacoa estaba en su punto, comenzamos el festín. Primero una pechuguitas de pollo para ir abriendo estómago, luego pasamos al plato grande: unas salchichitas, los lomitos, ... y así hasta que vamos probando de todo. Las hamburguesas con todos sus "avíos" (lechuga, tomate, ketchup, mahonesa y queso). La verdurita a la plancha con su chorrito de aceite de oliva. Recomiendo probar un bocadillo de lomo con el pimiento rojo a la plancha. ¡Para chuparse los dedos!.


Todo esto acompañado con una cervecita bien fría, o un tinto de verano con limón, o un buen vino tinto, o una simple coca-cola.

Una vez habíamos comido, descansamos un poco jugando al bingo (al dinero o a las apuestas para darle emoción) y a las cartas. Un paseito por el campo tampoco viene mal, aunque eso no pudo ser en esta ocasión, ya que estaba lloviendo.

Después de descansar de la comida, nos hicimos un cafelito bien caliente, o un cola-cao, lo mismo da, con sus dulces típicos de la zona hechos en casa (en este caso fueron pestiños) o simplemente, dulces de la tienda de la esquina, que también están buenos.

Cuando ya se hizo de noche, tapados con la ropa de la mesa y al calor del fuego de la chimenea, jugamos a un buen juego de mesa o simplemente charlamos un rato con los buenos amigos y reírse. Esto es lo que más se hace en estos encuentros, reírse. Se lleva uno todo el día dando bromas y contando anécdotas graciosas. Ésto es lo mejor, las risas con los amigos.



Luego la tristeza, la hora de recoger y volver uno a casa y la pena que da la sensación de que todo lo bueno también se acaba, pero con más rapidez que lo malo.

Este es mi concepto de pasar un buen día, como dice el título de esta entrada, sin preocupaciones, sin el estrés de la ciudad, sin coches, con la tranquilidad y el silencio que nos regala el campo y con una buena comida y la compañía de los mejores amigos. Al final de uno de estos días, uno se tiende en la cama con la grata sensación de ser FELIZ.

1 comentario:

Cinta dijo...

Entre todas las posibles formas de pasar un dia festivo, una barbacoa en el campo es la mejor forma. Habrá que repetir estos días más a menudo. Me ha gustado tu relato aunque te faltó contar nuestra odisea con la chimenea y el nido, que al final para nada, porque más humo que cogimos no se puede coger. ;). Fue buenísimo. Me lo pasé muy bien. Ah me gusta mucho vuestro blog así que lo seguiré.