martes, 24 de marzo de 2009

Córdoba, ciudad de los mil olores

Al mencionar Córdoba, me viene a la mente La Mezquita, por supuesto, los patios cordobeses en Mayo lleno de miles y miles de flores, en su gastronomía: los flamenquines y el salmorejo... y seguro que muchas más cosas os vendrán a la mente. Pero hay algo a simple vista que seguro que nadie se ha dado cuenta, los olores. Sí, sí, los olores son muy significativos en Córdoba. Encontrarás un sin fín de olores. Olores dulces, fuertes, olores que alimentan, olores a recuerdos, a sensaciones....

No os podéis ni imaginar lo que es pasear por la Judería oliendo a canela, dejándote una sensación muy agradable en el cuerpo, oliendo a diferentes inciensos que sale de alguna tiendecilla que nos vamos encontrando por esas calles tan estrechas. Cuando va llegando la Semana Santa se huele al incienso típico de esta fecha pero es un incienso con un olor muy dulce que no te cansas de oler y tu olfato sólo quiere buscar ese olor para seguir oliéndolo, el olor no proviene sólo de iglesias sino de otros sitios que no se sabe muy bien si proceden de casas o conventos que aparentemente parecen una simple casa. Produce una sensación de añoranza de esas noches, que no sé lo que tienen, de la Semana Santa.

Podemos oler a las comidas que los restaurantes preparan esperando con impaciencia a que todo viajero se acerque a degustar la gastronomía tan maravillosa que tiene Córdoba, oler a olores que no son fácil de reconocer pero que gustan y que te gustaría saber qué se está cocinando en esas casas por las cuales vas pasando. Para poder matar ese gusanillo que nos puede despertar podemos degustar una de las tapas o raciones muy típicas de Córdoba: las berenjenas fritas con miel de caña, ¡¡¡¡ummmm!!!! que ricas. Están buenísimas, os lo aseguro. Tenéis que probarlas, es un pecado ir a Córdoba y no probarlas. ¡Ah! se me olvidaba, esto acompañado con una copita de Pedro Ximénex de Montilla, que está de lujo.

Por la zona comercial de Córdoba podemos encontrar una tienda de tés que desprende un olor que te llega desde lejos y te conduce hacía ella, dónde podrás encontrar tés rarísimos, por ejemplo uno de tarta de queso con arándanos, otro de chocolate con menta... y muchos, muchos más. La tienda está repleta de tés, accesorios para el té, chocolates y otras cositas.

No puede pasar desapercibido por Córdoba el olor a flores, sobre todo por zonas donde se encuentran los típicos patios cordobeses y por supuesto en los preciosos jardines del Alcázar de Los Reyes, son maravillosos. En ellos podemos encontrar muchas clases de flores llenas de color que junto con el murmullo del agua que fluye por las diferentes fuentes hacen que disfrutes muchísimo de su visita.

La Mezquita también tiene su propio olor. En el exterior, en ese estupendo patio de los naranjos, el olor a azahar hace su presencia y a medida que nos vamos introduciendo en el interior de la Mezquita, ese olor desaparece y nos inunda un olor a paz, a misterio.... La Mezquita trasmite una especie de paz interior y relajación, al principio entra agobio porque no sabes por dónde empezar a visitarla, pero luego es dejarte llevar por los caminos que inconscientemente te enseña. En dos palabras "Im presionante" de verdad, nada más que la cantidad de arcos que tiene, el diseño de algunos techos y algunas puertas hace que esta mezquita sea única.

Córdoba como dije al principio está llena de un sin fín de olores que podremos descubrir día a día por su calles y callejuelas. Dejen que vuestro olfato os guíe por esta maravillosa ciudad, hacer que todos vuestros sentidos sientan esta ciudad, ya veréis como disfrutaréis la ciudad de una forma muy especial que hará que no queráis iros de ella y os hará volver, sin duda.

Todo esto, junto con las personas de distintas culturas que podemos encontrarnos a lo largo de nuestra visita, hace que Córdoba sea la ciudad de la cultura 2016.

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